6 razones por las que visitar Filipinas
El país más latino de Asia, es un auténtico paraíso compuesto por miles de islas que emergen del Océano Pacífico en las que aún es posible encontrar rincones inhóspitos esperando a ser descubiertos.
Además de playas espectaculares, desiertas, de aguas cristalinas y arena blanca, Filipinas es más. Es un país de gente amable con una sonrisa perpetua en la cara donde la gastronomía y el turismo activo son tan importantes como sus costas y sus mares. Te proponemos seis razones para viajar a Filipinas, un paraíso en el Sudeste Asiático que no decepciona al visitante sea lo que sea que anda buscando.
Bucear en Filipinas
Sumergirse en las aguas filipinas es una experiencia inolvidable. Expertos y recién bautizados encontrarán en los arrecifes de Filipinas una inmensa variedad de peces y corales con los que disfrutar cual sirena. Uno de los lugares más preciados por los buceadores expertos es Tubbataha, declarado Patrimonio Mundial de la Naturaleza por la Unesco en 1993 y el arrecife más largo del país en el que viven peces de colores, mantas, tiburones y tortugas, entre otras especies marinas.
Por otra parte, el fondo marino de Filipinas cuenta la historia del siglo XX y de la Segunda Guerra Mundial. En él, en la Isla de Corón se pueden ver algunas reliquias de la flota japonesa así como proyectiles norteamericanos
Montar en un jeepney
Decorados con llamativos colores los jeepney son los autobuses en los que se mueven los filipinos por el país. Abandonados por el ejército estadounidense tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, estos enormes jeeps militares fueron pintados y acondicionados como autobuses con una capacidad para 20 personas. Su particularidad es cada uno es diferente y original.
Volcanes filipinos
Con 53 volcanes activos, Filipinas es un país que no se puede abandonar sin disfrutar de ellos. Tomar un foto del cráter, sobrevolarlo desde un avión o realizar una excursión a través de senderos de piedra volcánica no es descabellado.
La isla de Luzón cuenta con el volcán más activo de todos, el Monte Mayón, un estratovolcán que destaca por su simetría y al que se puede acceder hasta el cráter, desde donde se puede disfrutar de unas espectaculares vistas de la provincia de Albay en el Océano Pacífico.
Disfrutar de los Tarseros
También llamados tarsios, estos diminutos primates son los más pequeños del mundo. Además de por su escaso tamaño se caracterizan por sus ojos saltones y por sus pies alargados. Son nocturnos y complicado de ver pero uno se enamora si los ve. Estos pequeño animales están en peligro de extinción y se lastiman, e incluso suicidan, si se les captura. En Filipinas viven en la isla de Bohol, donde hay un santuario dedicado a estos pequeños animales cerca de Corella además de un área de conservación del Tarsero al norte de Loboc.
En bicicleta por el cielo
Los amantes de las emociones fuertes podrán descargar toda la adrenalina acumulada con la Zip Bike de las Chocolate Hills de la isla de Bohol. Según la leyenda las más de 1.200 colinas de entre 40 y 120 metros de altura de las Chocolate Hills son lágrimas solidificadas de un gigante. En este paraje, el Chocolate Hills Adventure Park ofrece recorrerla desde las alturas en bicicleta como si de una tirolina sobre ruedas se tratara.
Gastronomía filipina
Si por algo se caracteriza la cocina de Filipinas es por su mezcla de culturas y, por tanto, de sabores. Oriente, Europa y América han dejado huella en una gastronomía donde la variedad de mariscos y frutas enriquecen las recetas. Típicos son el Lechón Kawali o los bollos y chocolates de la "meryenda" que en realidad se degustan a cualquier hora del día. De postre, el halo-halo es una suerte de helado a base de curiosos ingredientes como judías dulces, plátano caramelizado, garbanzos o trozos de coco y arroz que se mezclan con hielo picado. Y nadie puede abandonar la isla sin probar el mando, incluido en el libro de los récord Guiness como la fruta más dulce y jugosa del mundo.